miércoles, 4 de noviembre de 2009

PaRaDoJa

Todas las personas tenemos dentro una caja de cerillas, pero para que las cerillas se enciendan necesitamos oxigeno y una llama. El oxigeno lo obtenemos de otra persona, con sus besos, y la llama de la melodía, de una palabra, una caricia...


La combustión de esta cerilla es lo que nutre de energía el alma.


Si las cerillas no tienen detonador se humedecen, pero se pueden secar de muchas maneras.


Lo único que tenemos que hacer es quemarlas de una en una, porque si por una intensa emoción llegamos a encender todas las cerillas de golpe, iluminaremos más allá de lo normal y veremos un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer que nos llama a reencontrar nuestro divino origen perdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario